sábado, 1 de marzo de 2008

El último Regalo

No deseaba despertarla. Un tirante de madera de la vieja cama traicionó su intento de silencio, frustrando por un momento esa dulce sinfonía para transformarla en un desenfrenado arrebato de distorsión, casi un despertar forzado.

Aún seguía dormida y ya retomaba la paz de su sueño bajo la blanca sábana que fulguraba en la penumbra y que cubría su espalda a medias.


Él, finalmente se reincorporó hasta sentarse en el extremo de la cama. Al girar su cabeza podía ver el cuadro que ningún pintor podría reproducir con tan fina y sensible exactitud.
O era que tal vez se sentía orgulloso al tener a una mujer en su muy a menudo solitario lecho.
Su bella ilusión duró poco. De repente lo invadió una pesada conciencia de domingo. Probablemente se tratara de ese día o tal vez fuera uno que se le parecía demasiado.
Desde muy chico lo atormentaba la ironía del séptimo día al pronunciarlo en inglés “Sun-Day” (Día de sol), y es que siempre se le presentaba sólidamente nublado; a pesar de que un musculoso sol saliera a ejercitar sus brazos de luz.
A eso se sumaba la lánguida lividez de su atmósfera, una electricidad fofa, sin voltaje, suspendida.
Sintió náuseas al verse envuelto en una triste luz lechosa que se colaba por las lastimaduras de la persiana cerrada.
Se tomó la cabeza entre las manos y ahora, tan bruscamente, había empezado a dolerle; un dolor punzante, como si frías estalactitas atravesaran sus sienes y escarcharan su grasiento cabello revuelto.
Recordó que había bebido demasiado la noche anterior, tan nítida y oscura, estrellada e interminable, sin el neblinoso reproche de ningún amanecer.
Pero ahora la primera luz venía a vengarse de él y de la credulidad de su noche feliz, estancada en el tiempo, eterna.
Tenía la boca reseca. Su lengua era una agrietada porción de desierto.
Hipó una o dos veces. Su intoxicada caja torácica se sacudía como la vida residual y espasmódica de un insecto que agoniza envenenado, contracciones musculares fuera de control, un regurgitar de nicotina y alcohol emanaba de la profundidad de un volcán gástrico.
Contuvo la respiración un buen rato, congelado e inmóvil.
Sintió terror al descubrir que los pliegues de la sábana habían desaparecido, el tirante de madera había vuelto a crujir y ella giró; despertándose, mientras le sonreía con ojos entornados y somnolientos, de alguna manera prometedores...

(Fragmento)

Si querés conseguir el libro completo mandá un mail a: cheeba79@gmail.com

1 comentarios:

Sebastián Pablo Lastra dijo...

Usuarios de YahooRespuestas opinaron sobre "El último Regalo":

Upa! venimos más profundos esta vez. Será cuestión de leer, aunque aquí me quedo con eso del tirante de madera.
Va bien, me gustan ciertas imágenes, lo de la luz que se cuela por las lastimaduras de la persiana, y lo del domingo no lo veo tan mal... sigamos...
imagenes, imagenes, todo fluye y se dirige a la mente hasta que allí se reinicia una escena en la que cada uno le pone el toque necesario para pintar las cosas de un modo personalizado...

(Adan Bird)

Bueno, tiene poesía esto, te sigo....Interesante tu prosa...

Te dejo una estrella por lo Bogartiano de la escena y la dedicación con los detalles. Conseguiste darle una movilidad adecuada a un despertar de habitación de hotel tipo americano de película en blanco y negro, con bella y bestia.

Felicidades si esta era la intención.
(Evil)

por que me gustan tanto tus metaforas?
A la miercoles el romanticismo con el grasiento cabello revuelto,la lengua agrietada y el volcan gastrico,jajajj pero me gusta...
me gusto mucho como describis como ella se despereza...increible tu capacidad de expresar tus percepciones...que lindo debe ser leerte en la descripcion de tu mujer amada...ahhhhh...ya me enamore!
(Pechocha)

eeeeeeeepa.......................
Me gustó,me interesó leerlo,muchas gracias.......Ele
Sebang,volví para decirte,que desde mi "sólo lectora" intuyo en vos/tú,mucho talento
(eleotra)


sórdidas imágenes. De cuando se impacienta el espectador por determinadas actitudes transgresoras...juegas con lo dadaísta sin llegar del todo al movimiento....
(Adan Bird)

buenísimo,como todos
tus escritos,profundos,
reales y poéticos.
Ah,y por demás de atrapantes.
(La Rosa Purpura)

esta muy bueno, en mi opinion tienes talento para narrar!!!
saludos!!!
(Icarion)

Que bueno, te he seguido lentamente y me recuerda alguna historia pasada , recuerdo la parte en la que me acompaña al aeropuerto y en verdad solo rezaba por salir rápido de allí, pero en tu narrar veo como pudo sentir la otra parte y ahora entiendo que me quiso decir, cuando me dijo que jamas nadie le había regalado noche semejante.
Es que a veces pueden estar dos personas juntas, compartir un lecho y sentir cosas tan diferentes...
besitos de los mios, besitos en el alma.
(Luz del Alma 71)

6 de agosto de 2007 17:03


Santiago Fredes dijo...
Hola Seba, me gustó el cuento, sí, tiene buenas cosas. De donde sale la gente que te comenta? che, me abrí un blog, pasate y fijate que onda. El otro dia al final no hablamos nada, lo se. Ya se dará. Chau, saludos.

6 de agosto de 2007 21:51

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