sábado, 1 de marzo de 2008

El Alma & la Araña

Toda su vida había sentido pánico hacia ellas. En eso pensaba mientras su alma zozobraba en perfecta sincronía con los viejos tirantes de madera de su cama.

Aquella fría madrugada insomne, de estrellas despabiladas, sentado rígidamente en la cabecera de su cama; se sentía extrañamente observado.
Era como estar viendo su propia imagen desde un punto más alto, una elevada perspectiva que lo abarcaba y lo disminuía.


Encendió un cigarrillo para darse ánimos. Lo entristeció ver su manta a cuadros revuelta en los pies de la cama.
Una hebra de tabaco convulsa, rebelde y húmeda agoniza en llamas y ese fue el interruptor, el desperezo de la soledad, un rancio chasquido en la noche que los grillos decidieron callar.
Recordaba bien aquella tarde nublada de su niñez, había sacado un frasco de mermelada vacío de la alacena y de alguna manera la había atrapado, había jugado con ella, le había hecho dar vueltas, la había mareado, la había mirado directamente a los ojos con desprecio y finalmente había planeado mil torturas posibles...

(Fragmento)

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Y usté dice...¿cómo es que dice?...bueno, diga nomás lo que usté quiera decir!